sábado, 16 de marzo de 2013

El valor de la alegria

Puede decirse que la alegría es el valor de los valores, o también, el denominador común de todos ellos.
Cuando se intenta ser responsable, generoso, trabajador... la alegría aparece como un fruto maduro de este intento.
Desarrollarse como persona, lleva consigo, siempre, la alegría y la felicidad. Todos los valores acercan al hombre a la felicidad y, por eso, la educación ha de ser una educación para la alegría.
La alegría se aprende
Este aprendizaje es una de las tareas primordiales de la educación. Para "enseñar alegría" es muy importante vivirla.
Los educadores somos mediadores entre el niño y los valores. Estos se aprenden fundamentalmente por contagio y su asimilación será mayor cuanto más los presentemos encarnados en nuestro ser y nuestra conducta.
Esta tendencia fundamental del hombre a la felicidad y la alegría supone un optimismo radical y realista fundado en la idea de que en el mundo hay algo bueno, valioso, que es posible y conveniente alcanzar.
Pero conviene aclarar que se trata de un optimismo realista; los idealistas no tienen por qué ser optimistas. Sólo hay verdadera alegría si aceptamos sinceramente la realidad.
De la tendencia a la alegría surgen, entre otros, los valores de:
- Optimismo realista.
- Esperanza.
- Talante positivo.
- Seguridad.
- Autoestima.
- Conciencia y satisfacción por la obra bien hecha.
- Buen humor.
- Deportividad.
- Paz, etc.
La alegría y el optimismo
El hombre tiende a la felicidad y la alegría. Por eso, la vida misma es un generador constante de alegría.
Cualquier bien puede ser fuente de alegría
Enseñemos a ser felices
Los hombres no nacemos felices o infelices, sino que aprendemos a ser lo uno o lo otro. Cada uno nace con una cierta disposición a la alegría, con distinto humor.
Junto a este hecho, para llegar a la alegría es preciso luchar por alcanzarla e incorporarla a nuestra personalidad... sobre todo, cuando aparezcan las preocupaciones.
La tarea de "aprender a ser feliz" ha de ser un objetivo constante en todas las familias. Con la alegría no se topa nadie a la vuelta de una esquina, sino que hay que fomentarla día a día.
Sólo con que todos los miembros de la familia intentaran sonreír siempre, y que no hubiera nunca caras largas en casa, se habría conseguido mucho.
¿Cuál es la actitud necesaria para aprender a ser feliz?
1.- Disfrutar de las cosas sencillas y cotidianas...
...Que están presentes en nuestra vida: la conversación, el descanso, el trabajo, la naturaleza, la amistad... Siendo consciente de que la búsqueda ansiosa y descontrolada de satisfacciones (por lo general materiales) conduce a la pérdida del equilibrio interior.
2.- Mostrar un sentido positivo ante las personas y los acontecimientos.
Es lo opuesto a los derrotismos y a las actitudes deprimentes y desesperanzadas, a la visión negativa de la vida, que conduce a la inquietud y el desasosiego.
Encontraremos alegría cuando nos esforzamos por descubrir lo positivo que siempre (y en mayor medida que lo negativo) hay en las personas y situaciones en las que nos encontramos. Aprovechar los errores para aprender.
Esforzarse por descubrir lo positivo en mayor medida que lo negativo
y este es el primer paso para "educar en positivo".
3.- Aceptar las propias posibilidades y limitaciones.
Vivir con alegría lo que tenemos, sin renunciar a mejorar, pero sin tener nuestra atención centrada casi exclusivamente en lo que nos falta.
No perder el tiempo en lamentaciones o quejas inútiles sobre lo que ya ha ocurrido o es irremediable. Aceptar a cada hijo como es y por lo que es.
4.- Hacer de nuestras ocupaciones habituales una fuente de alegría.
Nuestro trabajo, sea el que sea, es la expresión de nuestra capacidad y nuestra aportación a la sociedad en que vivimos.
Es uno de los ámbitos, junto con el juego y el amor, principales de la vida humana y, por lo tanto, una de las fuentes de satisfacción y alegría más importantes.
5.- Pasarlo bien en familia.
Reír en familia con frecuencia y contagiar la alegría. Crear oportunidades de "pasarlo bien" todos juntos: comidas especiales, fiestas, excursiones.
No se trata de hacer cosas muy especiales, sino de hacer "especial" el estar juntos, por ejemplo, viendo un vídeo en casa con palomitas de maíz y refrescos.
Los hijos deben sentirse necesarios dentro de la familia.
Por: José Antonio Alcázar y Fernando Corominas

lunes, 11 de marzo de 2013

Las 10 cosas que debes dejar de hacer pera ser feliz

La mayoría de las personas aseguran que para ser feliz hay que tener más, que hay que saber sumar y que el conjunto de la abundancia siempre dará como resultado mayor placer y felicidad. ¿Qué tal si cambiamos la formula y esta vez en lugar de sumar restamos, quitamos el exceso y dejamos la carga de algunas cosas innecesarias? Quizá entonces realmente podamos encontrar la felicidad tan deseada y codiciada en estos tiempos.
En esta ocasión, en vez de una receta, te quiero recomendar 10 cosas que puedes dejar de hacer para encontrar tu felicidad y tranquilidad.

1. Deja la culpa. Ni modo, la gente comete errores, las cosas no salen como esperabas, tus expectativas no se cumplieron, te desilusionaste nuevamente. Entonces ¿Culpas a todos por tus problemas? ¿Tomaste el tiempo de reconocer tu parte en el asunto?
Tomar responsabilidad cuando las cosas no salen bien, en lugar de culpar de da poder, te da la oportunidad de poder solucionar lo que te molesta y de aceptar que quizá estabas pidiendo mas de los demás limitando tu capacidad y tus potencialidades.

2. Deja de tratar de impresionar a los demás. La calidad de las relaciones personales no tiene que ver con la cantidad de cosas materiales que tienes, de hecho estorban ya que estas solo deslumbran y confunden el verdadero valor que tu tienes como ser humano.
Se una persona genuina, sensible y agradable. Esos atributos más que impresionar logran relaciones autenticas que llenan tu alma y te hacen sentir bien.

3. Deja de querer aférrate a las cosas. Hay que dejar ir, soltarse experimentar, aprender, fracasar si es necesario y volver a intentar. El aferrarte a tus ideas y tus convicciones no te va hacer más feliz.
La verdadera felicidad llega cuando uno aprende 1000 maneras como no salen las cosas y finalmente lo logra. No temas a equivocarte, preocuparte cuando dejes de tratar.

4. Deja de interrumpir. El interrumpir es un signo de indiferencia, de soberbia y de poco interés, ¿cómo crees que la gente reacciona cuando está hablando y siente que no la escuchan?
Para que las personas sientan interés por lo que tu tienes que decir es importante que tú hagas lo mismo. Concéntrate en lo que dicen, pregunta con interés, entiende y seguro te vas a sentir escuchado querido y aceptado, eso si te ayuda a sentirte mejor.

5. Deja de quejarte. Cuando lloras y te quejas lo único que logras es sentir lástima por ti, las victimas no son personas muy felices. Las palabras son poderosas, sobre todo las que te dices a ti misma, cuidado.
Haz lo que tengas que hacer para reparar lo que te molesta. El esfuerzo que hagas por componer lo que te lastima solo se va a traducir en un sentimiento de bienestar que se va a multiplicar cuando veas los primeros resultados.

6. Deja de querer controlarlo todo. Es imposible controlar las cosas que no están en tu control. Lo único que realmente puedes controlar son tus pensamientos tus acciones, ni siquiera los resultados ya que estos generalmente no dependen solo de ti. El querer controlar solo trae enojo, frustración y mucha impotencia nada de lo que te puede hacer sentir bien.
Cuando haces lo correcto, cuando trabajas con gusto, cuando sabes que hiciste tu mejor esfuerzo sin tratar de controlar ni de dirigir a nadie definitivamente surge un sentimiento de satisfacción y de felicidad.

7. Deja de criticar. La crítica solo lastima, deteriora las relaciones y sobretodo no da nada constructivo. El criticar no te hace ser más inteligente ni mejor simplemente nutre tu soberbia y elimina tu posibilidad de comunicación.
Si crees que puedes ayudar, ayuda, si sabes cómo hacerlo haz lo, pero si ves que otro está haciendo algo déjalo en paz, todos somos distintos y hay muchas maneras de llegar al mismo lugar.

8. Deja de predicar. Esta es otra manera de juzgar y la verdad ¿a quién le caen bien los jueces que solo opinan y critican?
Se feliz y deja que los otros también lo sean. Cada quien tiene su historia y su razón, escucha, observa y aprende.

9. Deja los lamentos y el pasado atrás. Aprender de los errores pasados es una virtud. Vivir en el pasado solo trae más reproches y frustración.
Disfruta el presente y ten fe en el futuro, después de todo ya tuviste un buen maestro: el pasado. 

10. Deja de tener miedo. Este solo paraliza, limita y condiciona el crecimiento personal. Qué triste es cuando dejamos ir nuestros sueños y nuestras ilusiones por que nunca tuvimos valor de luchar por lo que tanto queríamos.
Recuerda que la vida es corta y lo único que tenemos es el hoy, aprovéchalo, haz, lucha esfuérzate, vive, ama, sonríe y realmente se feliz.